Cambio de gabinete: ¿Cambio de rumbo?
- T+
- T-
Manuel Bengolea
Finalmente, hay nuevo gabinete. La gran interrogante es qué hará, pues es crucial que el énfasis, no los matices, en algunos aspectos del Programa cambien significativamente, de manera de retomar la senda de crecimiento económico que Chile acostumbraba tener. Y la pregunta más relevante es si el gabinete en general, y Hacienda en particular, repondrán el crecimiento económico como objetivo primordial de sus políticas públicas.
Serán importantes en estos primeros días las señales que emita la nueva administración referentes a todos los "ruidos", tanto los políticos como los económicos, que han desplomado las expectativas de empresarios y consumidores a niveles sólo parecidos a los observados durante la Gran Recesión en el año 2009, y la realidad económica mundial actual dista mucho de parecerse siquiera algo a dicho período. ¿Qué esperar del nuevo gabinete?
Lo primero y más importante es que las acciones de los ministros tiendan a aplacar la desconfianza en las instituciones del Estado. Lo más simple es partir por el tema de la probidad, que ha sido el detonante del cambio. Este nuevo gabinete debería hacer suyas una buena parte de las medidas recomendadas por la Comisión Engel, y extirpar del gobierno todo funcionario cuestionado por su rol en el financiamiento irregular de la política. Creo, además, que se debería avanzar rápida y seriamente en lograr la total independencia del poder político de instituciones de carácter técnico, como el INE y el SII entre otras, tal como lo es el Banco Central de cuya independencia y eficacia, nadie duda ni quiere modificar. Los cargos en instituciones del Estado deben dejar de constituir el botín político a repartir entre los que triunfan en las elecciones, y transformarse de verdad en instituciones de todos los chilenos.
Lo segundo es recuperar las expectativas, para lo cual es indispensable reposicionar en el centro del debate el objetivo de crecimiento económico y que todo cambio legislativo que afecte directamente la actividad tenga una discusión pragmática y no ideológica. La prueba de fuego para Hacienda sería la tramitación y discusión de la Reforma Laboral. A pesar de que el tema no es de su cartera, su importancia en las perspectivas económicas es innegable. Espero que lo finalmente aprobado sea una reforma que impulse la productividad y la flexibilidad laboral (ambas recomendadas por la OCDE), no la reforma sindical propuesta actualmente, cuyo objetivo es traspasarle poder a los sindicatos y subir los salarios por decreto. Dada la experiencia previa del ministro Rodrigo Valdés en el Banco Central y el FMI, debería tener claras las consecuencias de lo anterior en materia de crecimiento e inflación.
Por último, para reconquistar la credibilidad de empresarios y consumidores, sería bueno transformar la agenda igualitaria actual, en una que entienda que la naturaleza humana es intrínsecamente diferente, que la competencia y el espíritu de superación son claves para el bienestar y el progreso. Hay que entender, de una vez por todas, que el concepto de justicia social no significa que todos ganemos lo mismo o seamos iguales, lo que es de justicia social es que aquel que trabajó más y logró más, obtenga una compensación mayor al que no lo hizo. Todo lo demás es idealismo adolescente de intelectuales embriagados con el nirvana de la simetría social, existente sólo en ensayos teóricos ignotos y en unos pocos países sin democracia ni libertad de expresión.